miércoles, 26 de septiembre de 2012

Alejandro por partida doble

El sábado estuve trabajando de noche en el paritorio y tuve la gran suerte de ser partícipe del nacimiento de dos pequeños, ambos llamados Alejandro.
Fue una noche especial, una noche en la que estás más que a gusto con el personal, y en la que empatizas al máximo con las mujeres y sientes que hay ese ambiente flotando en el aire que hace que ame cada día más mi profesión.

Empezaré por el prinicipio. Cuando llegué a las 22h me encontré a dos mujeres, Belén y Julia, ambas primíparas y con 4 cm de dilatación. Recién puesta la epidural y las dos muy tranquilas, sin dolores y llevándolo con serenidad. Voy a las habitaciones, me presento y les digo que les voy a acompañar toda la noche.
En cuestión de dos horas escasas, Julia se pone en completa. Dejamos un tiempo de descenso pasivo (que el bebé vaya bajando solo sin empujar) y mientras me voy a ver a Belén, que está con 8 cm y muy apoyadita la cabeza, más baja que antes.
Al cabo de un tiempo, me pongo a "trabajar". Me paso con Julia en la habitación, y le pregunto si ha ido a clases de preparación al parto. Dice que sí, y que ha ensayado en su casa muchas veces la respiración pero que ahora, con los nervios, "se ha quedado en blanco". Se lo explico y hacemos una prueba de cómo empuja. La verdad es que regular, estaba muy cansada ya que ingresó a las 14h y llevaba prácticamente medio día con dolores. Sé que puede sonar raro decir que me metí en la habitación a empujar con ella, puesto que sé que hay hospitales en los que eso no se hace, pero aquí es así, un ratito a solas para que vaya descendiendo y luego el residente a empujar con la madre.

Como digo, llegó un punto en que estaba descontroladita perdida. Estaba reventada y sólo hacía que decirme que no podía más, que no la dejase sola y que no saliese de la habitación, que no iba a poder parir. La animé como bien pude y al cabo de un rato nos pasamos al paritorio, a ver que tal empujaba en el potro. La verdad es que lo hacía "mejor", veía que se acercaba el momento de tener en brazos a su pequeño y luego me contó que el pasarla allí fue lo que le dio más fuerzas. A la 1:50 nació, precioso, con un Apgar de 9/10 y con un colorcito sanote. Ellos sólo hacían que darnos las gracias y yo con un subidón... Tuve que hacerle episiotmía, tenía el periné súper rígido y me aconsejaron que la hiciese. La cosí y al acabar el matrón con el que hice el parto (que curiosamente estudió la carrera de enfermería conmigo) me felicitó.

Julia y Alejandro se fueron para reanimación  (aquí el puerperio no lo hacemos nosotros...). Y yo me metí a ver a Belén. La exploré y para mi sorpresa, estaba en completa en un tercer plano de Hodge. Sólo hizo faltar ver un empujoncito para pasarnos al paritorio. En esa ocasión no hice episiotmía, sólo tuvo un desgarrito de primer grado con un punto en la piel. Y Alejandro también nació perfecto, al igual que su vecino.

Sólo quedaba una mujer que llegó a eso de las 00:30, primípara, 45 años con un marido más raruno... jeje. Al final fue eutócico a las 7 en punto, lo hizo la resi de gine, y la verdad es que yo estaba taaaan cansada que decidí no rechistar (la gine se metió en el paritorio porque en un prinicipio apuntaba a que fuese ventosa o kiwi, pero fue eutócico).

Pude sentarme en el sofá 20 minutos y las 7:45 llegó una mujer con la bolsa rota. De verdad os digo que estaba saturada, le puse le monitor y le cogí la vía para empezar a pasarle los antibióticos. Como los gines estaban ocupados, me dijeron que la explorara yo y estaba con 4 cm. Pero cómo tendría la cabeza que cuando salí del paritorio a las 8h pensaba... "¿y si no estaba con 4?" Jajajajaja.... fue una gran noche.

El domingo estaba reventada, menos mal que tuve todo el día para descansar y reponer fuerzas, porque el lunes fui por la mañana a consulta de mama (donde aprendí muchísimo) y por la tarde al paritorio de nuevo.

La tarde fue muy tranquila así que me escapé un ratito y subí a la planta a ver a Belén y a Julia. ¡Qué alegría les dio! Se pusieron muy contentas, agradeciéndonos el trabajo. Especialmente, me emocioné con Julia, no hacía más que darme las gracias, decirme que nunca la había dejado sola, que la había animado mucho. Y me dijo que sin con 25 años que tengo lo hacía tan bien, cuando llegase a su edad sería toda una gran matrona. Guuuuuuauuuuu!!! Ahí ya me quedé embobada jeje, pero cuando se me puso cara de tonta fue al decirme que jamás se iba a olvidar de mi, y que cuando Alejandro creciese le diría que yo estuve presente en su nacimiento. ¡Es increíble!
Como podréis imaginar, salí de la habitación flotando, con un subidón que me comía al mundo con patatas!!

Esta entrada sí que merece la pena. Porque al igual que hago el parto de muchas mujeres que luego me paran por la calle y no las recuerdo (que ya me ha pasado...) sé que a ellas dos, y especialmente a Julia, no las voy a olvidar.

Bienvenidos al mundo, Alejandro's :)

2 comentarios:

  1. Ana!!!!! me ha ENCANTADO la entrada, te leí desde la biblioteca!

    Que gusto verte así de contenta!

    Me quedo con: "cuando Alejandro creciese le diría que yo estuve presente en su nacimiento. ¡Es increíble ! "

    Cuando leí eso me dio un escalofrío por todo el cuerpo, no se que tuviste que sentir pero seguro que no lo puedes ni explicar.

    Te mereces todo esto luchadora!

    Un besote

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  2. Estoy con Gabi! Enhorabuena por ese trabajo tan bien hecho!! :)

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